DOI 10.35381/noesisin.v7i14.303

 

Formación continua docente y competencias digitales: Elementos clave para el éxito educativo en la era tecnológica

 

Continuing teacher education and digital competencies: Key elements for educational success in the digital age

 

 

 

Reyna Margarita Caldera-Chirinos

reynacaldera71@gmail.com

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Dabajuro, Dabajuro

Venezuela

https://orcid.org/0009-0003-3448-2909

 

 

 

Recibido: 11 de marzo 2025

Revisado: 12 de abril 2025

Aprobado: 14 de junio 2025

Publicado: 01 de julio de 2025

 

 

 


 

RESUMEN

En una realidad global cada vez más conectada, resulta imperativo que los docentes evolucionen al ritmo de las transformaciones tecnológicas y pedagógicas, incorporando herramientas digitales en sus metodologías de enseñanza. Desde esta perspectiva, el presente artículo se enfoca en analizar cómo la formación continua y el desarrollo de competencias digitales interactúan como pilares fundamentales para el logro educativo en la actual era tecnológica. Este estudio, se corresponde con una investigación desarrollada con un enfoque documental y a través de un diseño basado en análisis bibliográfico. Los resultados revelan que el uso estratégico de la formación continua, junto con la adquisición de competencias digitales representa un factor esencial y una invaluable oportunidad para reinventar las prácticas pedagógicas y potenciar el éxito en entornos educativos digitales.

 

Descriptores: Competencias digitales; competencias tecnológicas; formación continua docente. (Tesauro UNESCO).

 

 

 

ABSTRACT

In an increasingly connected global reality, it is imperative that teachers evolve at the pace of technological and pedagogical transformations, incorporating digital tools in their teaching methodologies. From this perspective, this article focuses on analyzing how continuous training and the development of digital competencies interact as fundamental pillars for educational achievement in the current technological era. This study corresponds to a research developed with a documentary approach and through a design based on bibliographic analysis. The results reveal that the strategic use of lifelong learning together with the acquisition of digital competencies represents an essential factor and an invaluable opportunity to reinvent pedagogical practices and enhance success in digital educational environments.

 

Descriptors: Digital competencies; technological competencies; continuing teacher education. (UNESCO Thesaurus).

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

En la actualidad, la digitalización ha revolucionado profundamente la manera en que se interactúa se trabaja y se aprende. Este cambio, impulsado por avances tecnológicos sin precedentes, ha creado un entorno en el que la educación desempeña un papel decisivo para preparar a las personas frente a los retos y oportunidades del siglo XXI.

En este horizonte renovado, donde la educación a futuro se imagina más conectada a dispositivos comunicativos y asociado a nuevas aplicaciones tecnológicas (Salinas, 2020), su importancia no solo radica en garantizar el acceso al conocimiento, sino también en impulsar habilidades y competencias clave, como la alfabetización digital, el pensamiento crítico, la capacidad de adaptación, el aprendizaje continuo y las habilidades socioemocionales, todas ellas indispensables para enfrentar con éxito los desafíos un mundo en constante evolución.

Cabe destacar que la digitalización ha transformado radicalmente los métodos tradicionales de enseñanza. Las aulas físicas han evolucionado hacia entornos híbridos y completamente virtuales, donde el papel de internet, las plataformas digitales y los dispositivos móviles son clave para acceder a una cantidad prácticamente infinita de información, y a recursos educativos desde cualquier rincón del planeta. En este sentido, herramientas como las clases en línea, los MOOCs o cursos masivos abiertos y las aplicaciones educativas, están haciendo posible la creación de clases virtuales y, facilitando, de manera más eficaz la gestión de tareas académicas, a la vez que han permitido un acceso más amplio al conocimiento, favoreciendo la democratización de la educación y eliminando barreras geográficas, económicas o de tiempo que antes restringían el aprendizaje.

Sin embargo, y como considera Paco (2023), esta transformación no se limita únicamente al acceso e implementación de la tecnología, sino también a los cambios en torno a los enfoques pedagógicos, las dinámicas de interacción en el proceso educativo y, en concreto, a la forma como se aprende y se gestiona el conocimiento. Los sistemas tradicionales de enseñanza, basados en la memorización, están siendo renovados y hasta reemplazados por métodos innovadores y con enfoques más dinámicos e interactivos.

En relación a ello, se tiene que el aprendizaje personalizado, facilitado por algoritmos y sistemas de inteligencia artificial, así como el uso de recursos digitales como videos educativos, simulaciones interactivas y aplicaciones especializadas han enriquecido los procesos de aprendizaje. Estas herramientas, no solo hacen que los contenidos sean más accesibles y eficientes, sino que también fomentan un aprendizaje más autónomo e individualizado, permitiendo que los estudiantes pueden avanzar a su propio ritmo, profundizando en áreas de interés particular o reforzando conceptos que les resulten más complejos.

A la luz de lo mencionado, se puede expresar que la incorporación de herramientas digitales en los entornos educativos ha generado un avance significativo en el ámbito pedagógico, brindando numerosos beneficios, entre los que destacan el acceso universal al conocimiento, la individualización del aprendizaje, el desarrollo de competencias tecnológicas y la promoción de dinámicas colaborativas y comunicativas. Estas innovaciones actúan como un motor que fortalece los procesos educativos y fomenta una enseñanza más inclusiva y dinámica.

No obstante, a pesar de los múltiples beneficios que ofrece la digitalización de la educación, ésta enfrenta problemas y desafíos significativos que deben ser abordados para garantizar su efectividad e inclusión. Uno de los principales obstáculos que destaca es la brecha en las competencias digitales de los docentes, la cual ha cambiado significativamente a raíz del Covid-19, principalmente porque las personas debían continuar con sus actividades laborales y educativas (Arteaga y Osorio, 2024). Esta disparidad, entendida como la carencia de la cualificación docente en el nivel de habilidades tecnológicas, limita la utilización eficaz de la tecnología en el proceso formativo, afectando el desempeño profesional de los docentes.

La integración de herramientas digitales en el aula se ha convertido en una necesidad imperante, especialmente tras la pandemia vivida, que aceleró la transición hacia modelos educativos híbridos y virtuales. Sin embargo, no todos los docentes cuentan con la formación adecuada para utilizar estas tecnologías de manera efectiva. Según diversos estudios, un porcentaje considerable de profesores carece de las competencias necesarias para emplear plataformas educativas, diseñar recursos digitales o implementar estrategias pedagógicas innovadoras basadas en tecnología.

Según, Castelo et al. (2024), esta brecha digital tiene consecuencias significativas en el aprendizaje. Por un lado, limita la capacidad de los estudiantes para desarrollar habilidades y competencias clave, afectando directamente su aprendizaje y, por ende, su rendimiento educativo Por otro lado genera desigualdades entre los educandos, ya que aquellos que cuentan con docentes más capacitados tienen mayores oportunidades de acceder a contenidos interactivos y experiencias educativas enriquecedoras.

Además, la falta de competencias digitales por lo docentes puede generar frustración y desmotivación, no solo en ellos, sino también en los estudiantes. Los profesores que no dominan las herramientas tecnológicas suelen sentirse inseguros y menos eficaces en su labor, lo que puede repercutir en una enseñanza menos dinámica e innovadora. A su vez, los estudiantes pueden percibir estas limitaciones y perder interés en el proceso educativo.

Para reducir esta brecha, resulta imprescindible que los docentes se actualicen de manera constante. Por ello, es necesario que tanto los gobiernos como las instituciones educativas implementen programas de formación continua que prioricen, no solo el desarrollo técnico en el uso de herramientas digitales, sino también su integración eficaz en el contexto pedagógico. En este sentido, Cabero y Martínez (2019), citados por Banoy y Montoya (2022), proponen abordar las competencias digitales desde múltiples perspectivas: instrumental, semiológica/estética, curricular, pragmática, psicológica, productora/diseñadora, evaluadora, crítica, organizadora, actitudinal e investigadora, destacando la necesidad de una visión integral de dichas competencias.

Además, es esencial asegurar la disponibilidad de recursos tecnológicos adecuados, y garantizar un acceso equitativo a internet y a dispositivos para todos los actores del sistema educativo. Lograr esto, no solo fortalecerá las capacidades de los docentes, sino que también brindará a los estudiantes oportunidades de aprendizaje más innovadoras y alineadas con las exigencias actuales, promoviendo así una educación de calidad e inclusiva.

Todo lo planteado, lleva a cuestionar ¿Cómo la formación continua y el desarrollo de competencias digitales se constituyen en factores clave relacionados para el éxito educativo? Responder a esta interrogante motiva la presentación de este artículo, cuyo propósito se enmarca en analizar la relación entre la formación continua y el desarrollo de competencias digitales, ya que estos elementos en conjunto constituyen una estrategia esencial para garantizar el éxito educativo en un entorno en constante transformación.

 

MÉTODO   

La metodología es la ciencia que brinda al investigador los conceptos y principios necesarios para estructurar y orientar de forma adecuada el proceso de investigación científica (Cortez e Iglesias, 2004). Por ende, se constituye en la estrategia responsable de organizar y sistematizar los pasos y procedimientos a seguir, las técnicas a aplicar y las herramientas a emplear para lograr los resultados deseados.

Considerando lo expuesto, y para lograr el propósito de investigación, se desarrolló de manera sistemática un estudio documental con enfoque bibliográfico. Para ello, se empleó un proceso sistemático basado en técnicas orientadas a la indagación, recolección, organización, análisis e interpretación de la información presente en los diversos documentos escritos utilizados en relación con el tema de investigación (Palella y Martins, 2012).

Entre las técnicas se incluyeron la búsqueda bibliográfica, que abarcó la consulta de información en catálogos de bibliotecas, bases de datos académicas, revistas especializadas y otros recursos documentales; así como el análisis de contenido, encargado de estudiar y codificar el material seleccionado para detectar patrones, temáticas y tendencias clave. Cabe señalar que se recurrió a diversos documentos escritos, priorizando principalmente los informes y artículos publicados en revistas acreditadas y de alto impacto, así como los resultados obtenidos especialmente de investigaciones académicas.

Por último, en concordancia con lo señalado por Arias (2012), se reitera que este estudio se llevó a cabo siguiendo un enfoque bibliográfico.  En este marco, el procesamiento de los datos textuales se concretó mediante la aplicación de diversos métodos, entre ellos: análisis de contenido teórico, análisis semántico y la elaboración de mapas mentales. Igualmente, la estrategia documental adoptada se desenvolvió a través de las siguientes etapas: 

·       Revisión y cotejo del material bibliográfico 

·       Realización de una lectura analítica y selectiva del material considerado 

·       Clasificación y priorización de la información obtenida 

·       Organización en categorías y verificación de los datos seleccionados 

·       Interpretación de la información 

·       Redacción del informe final del artículo

 

RESULTADOS

La formación continua docente 

La formación continua docente es un proceso educativo que se despliega de manera permanente, gradual y sistemática, para actualizar, perfeccionar y fortalecer las competencias profesionales de los docentes, a fin de posibilitar un desempeño satisfactorio en el ejercicio de su profesión (Pupo et al., 2024). Por lo tanto, la formación continua, no solo responde a las necesidades individuales de los docentes, sino también a las demandas del sistema educativo y de la sociedad en general.

La formación continua docente se entiende como un conjunto de estrategias, programas y prácticas enfocadas en el desarrollo de las competencias, conocimientos y actitudes de los educadores después de haber completado su formación inicial. Este proceso, que abarca toda la carrera profesional del docente, tiene como meta principal asegurar su constante actualización, de modo que puedan afrontar los retos del aula y fomentar el crecimiento integral de sus estudiantes. Asimismo, les permite integrar nuevos saberes y destrezas que respondan a las transformaciones y exigencias del ámbito educativo (Choez y Herrera, 2024).

En este sentido, se considera un pilar esencial para favorecer el avance colectivo hacia una educación más inclusiva, de calidad y efectiva, como el desarrollo profesional del profesorado, su motivación, autoestima y compromiso laboral. Por lo que, considerando a Fuguet (2007), la formación continua del docente debe responder a los siguientes enfoques:

·       Carácter permanente y flexible: La formación continua docente acompaña toda la carrera del educador, sin limitarse a un período concreto. Además, ofrece flexibilidad formativa, permitiendo opciones presenciales, virtuales o híbridas adaptadas a las necesidades específicas.

·       Actualización y especialización: Su objetivo principal es mantener al docente a la vanguardia de los avances científicos, tecnológicos y pedagógicos, incluyendo nuevas metodologías, herramientas digitales y especializaciones temáticas que hagan su labor más efectiva y relevante.

·       Adaptación al contexto educativo: Tiene en cuenta la diversidad de ambientes en los que los docentes trabajan, integrando las características de los estudiantes, las especificidades culturales y sociales, y las políticas educativas para ajustarse a distintos niveles y modalidades de enseñanza.

·       Reflexión crítica: Fomenta el análisis de las propias prácticas pedagógicas y ajenas, incentivando la mejora continua mediante una revisión profunda y estratégica del desempeño docente.

·       Carácter colaborativo: La formación continua fomenta el trabajo en equipo entre docentes, promoviendo el intercambio de experiencias, conocimientos y buenas prácticas, lo cual fortalece tanto sus competencias individuales como su desarrollo colectivo.   

·       Multiplicidad de modalidades: Talleres, seminarios, cursos online, diplomados y comunidades de aprendizaje son algunos de los formatos que ofrecen flexibilidad para atender distintos intereses y necesidades docentes. 

·       Evaluación constante: La formación continua incluye procesos de evaluación para valorar su impacto y eficacia. Esto permite hacer los ajustes necesarios para alcanzar los objetivos propuestos.

En virtud de lo planteado, puede afirmarse que la formación continua constituye un pilar fundamental para fortalecer el sistema educativo y promover el desarrollo profesional del cuerpo docente. Su enfoque dinámico, adaptable y contextualizado garantiza que los educadores se mantengan al día y preparados para afrontar con eficacia los desafíos de una enseñanza relevante, significativa y promotora de innovaciones, especialmente, en un escenario marcado por los avances tecnológicos, las transformaciones sociales y las nuevas exigencias educativas. El docente, como sujeto curioso, reflexivo y dialécticamente conectado con la realidad, su rol no solo se limita a analizar lo que acontece, sino que también a actuar como agente de cambio (Freire, 2010; citado por Nieva y Martínez, 2016).

Ahora bien, los constantes cambios en los paradigmas pedagógicos, la integración de tecnologías en el aula y las demandas de una sociedad en transformación exigen que los docentes actualicen y amplíen sus competencias de manera permanente. En este marco, los modelos de formación continua desempeñan un papel fundamental para fortalecer las habilidades profesionales y personales del profesorado.

Uno de los modelos más destacados es el enfoque basado en la formación colaborativa Este modelo promueve el compromiso colaborativo para alcanzar metas comunes en el aprendizaje mediante el ejercicio del liderazgo, la discusión, el conflicto cognoscitivo, la evaluación grupal y el proceso de toma de decisiones (Aravena, 2013). Los docentes trabajan en equipo para analizar casos prácticos, compartir experiencias y desarrollar estrategias conjuntas. A través de comunidades de aprendizaje profesional, los educadores pueden reflexionar sobre su práctica y recibir retroalimentación constructiva, lo que fomenta una mejora constante.

Otro modelo ampliamente utilizado es el aprendizaje autodirigido, que permite al docente tomar un papel activo en su desarrollo profesional, dado que la motivación es su fuerza motriz que lo impulsa al aprendizaje, fomentando su autonomía y la responsabilidad en el proceso formativo (Vidal et al., 2024). Este enfoque incluye el acceso a recursos digitales, como cursos en línea, webinars y bibliotecas virtuales, que ofrecen flexibilidad para aprender a su propio ritmo.

El modelo basado en la investigación-acción también ha ganado relevancia en los últimos años. Este enfoque invita a los docentes a desarrollar un proceso sistemático en torno a sus prácticas educativas en terminos de recuperar el conocimiento práctico, las experiencias, necesidades y problemas de los docentes, además de diseñar estrategias para abordarlos. Esto supone la confortación de ideas, la reflexión y la autocritica para analizar los discursos, las formas de interpretar y de accionar, que conlleven al desarrollo de capacidades profesionales y la innovación pedagógica (Vezub, 2015; Dobles, 2014; Aranguren, 2007).

Por último, cabe mencionar los programas institucionales de formación continua, diseñados por ministerios de educación, universidades o centros especializados. Estos programas suelen incluir talleres, diplomados y certificaciones orientadas a fortalecer áreas específicas como la didáctica, la gestión emocional, el uso de tecnologías educativas, entre otras. Es de carácter estructurado, sistemático y fundamentado en las decisiones políticas-institucionales que se toman para procurar cambio garantizando un desarrollo integral del docente (Vezub, 2013).

En concreto, los modelos de formación continua docente son esenciales para enfrentar los retos del ámbito educativo actual. La implementación de estrategias como la formación colaborativa, el aprendizaje autodirigido, la investigación-acción y los programas institucionales permiten,  no solo mejorar las competencias profesionales del maestro, sino también enriquecer la experiencia educativa de los estudiantes. Apostar por una formación constante, no es solo una necesidad, sino un compromiso con la excelencia educativa.

 

Las competencias digitales relevantes para los docentes en la era digital

En la era actual, marcada por una transformación digital constante, las competencias digitales se han convertido en habilidades esenciales para desenvolverse, tanto en el ámbito personal como profesional. Organismos internacionales como la UNESCO y la Comisión Europea, a través del Marco Europeo de Competencia Digital (DigCompEdu), han desarrollado definiciones y clasificaciones que buscan estandarizar y promover el desarrollo de estas competencias.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, s/f), define las competencias digitales como un espectro de habilidades necesarias para utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) de manera efectiva, ética y crítica en diversos contextos, y con fines de aprendizaje y empleo. Estas competencias, no solo abarcan el manejo técnico de herramientas digitales, sino también la capacidad de utilizarlas para resolver problemas, colaborar, crear contenido, aprender y participar activamente en la sociedad.

Por su parte, el Marco Europeo de Competencia Digital (DigCompEdu) amplía esta definición al enfocarse en el ámbito educativo y la necesidad de que el docente domine esta tecnología (Arteaga y Osorio, 2024). Por consiguiente, este marco contempla que las competencias digitales incluyen la capacidad de integrar tecnologías digitales en los procesos de enseñanza y aprendizaje, promoviendo prácticas pedagógicas innovadoras y mejorando las experiencias educativas.

Tanto la UNESCO como el DigCompEdu han desarrollado categorías para organizar las competencias digitales en áreas clave. En este sentido, la clasificación de estas competencias que a continuación se presenta, permite una comprensión más estructurada y facilitan su implementación en diferentes contextos.

1.     Información y alfabetización digital: Esta área se centra en la capacidad de buscar, evaluar, gestionar y utilizar información de manera crítica y ética. No obstante, también implica reconocer los riesgos asociados a la desinformación y desarrollar estrategias para evitar su propagación. Esta competencia implica el desarrollo de habilidades como: 

·       Identificar fuentes confiables de información.

·       Evaluar la veracidad y relevancia de los datos. 

·       Manejar grandes volúmenes de información utilizando herramientas digitales. 

2.     Comunicación y colaboración: Esta categoría abarca las habilidades necesarias para interactuar y colaborar con otros a través de medios digitales. El DigCompEdu subraya la importancia de estas habilidades en contextos educativos, donde las tecnologías pueden facilitar la interacción entre estudiantes, docentes y familias. Entre sus componentes principales se encuentran: 

·       Utilizar plataformas digitales para la comunicación efectiva.

·       Participar en comunidades virtuales y redes sociales de manera responsable.

·       Colaborar en proyectos utilizando herramientas digitales compartidas.

 

3.     Creación de contenido digital: La creación de contenido es una competencia esencial en un mundo digitalizado. En el ámbito educativo, esta competencia fomenta la creatividad y permite a los docentes diseñar recursos personalizados para sus estudiantes. Esta competencia incluye: 

·       Diseñar y producir contenido en diferentes formatos (texto, imagen, audio, video). 

·       Conocer y respetar los derechos de autor y las licencias al utilizar y compartir contenido.

·       Desarrollar soluciones tecnológicas básicas, como programación o diseño web. 

4.     Seguridad digital: La seguridad es un aspecto clave en el uso de tecnologías digitales. En este particular, la UNESCO destaca que la seguridad digital es fundamental para garantizar una experiencia positiva en línea, especialmente para menores de edad. Esta área incluye: 

·       Proteger dispositivos, datos personales e identidades digitales frente a amenazas cibernéticas. 

·       Garantizar un uso seguro y ético de las herramientas digitales. 

·       Promover el bienestar físico y emocional al interactuar con entornos digitales. 

5.     Resolución de problemas: Esta competencia se refiere a la capacidad de identificar necesidades tecnológicas y encontrar soluciones adecuadas. En el contexto educativo, esta área es crucial para fomentar un aprendizaje autónomo y adaptativo entre los estudiantes. Esta competencia implica:

·       Elegir herramientas digitales apropiadas para tareas específicas.

·       Resolver problemas técnicos básicos relacionados con el uso de tecnologías.

·       Innovar utilizando tecnologías digitales para mejorar procesos y productos. 

Tanto la UNESCO como el DigCompEdu destacan la importancia de las competencias digitales para preparar a las personas en el siglo XXI. En educación, estas habilidades, no solo potencian el aprendizaje, sino que también capacitan a docentes y estudiantes para afrontar los retos del entorno digital. Los marcos generados por estas entidades permiten promover dichas habilidades, esenciales para la participación activa en una sociedad tecnológica. Fomentarlas impulsa el desarrollo personal, profesional y la inclusión digital en un mundo globalizado.

 

Sinergia entre formación continua docente y competencias digitales

La relación entre la formación continua docente y las competencias digitales es bidireccional y complementaria. Por un lado, la formación continua proporciona a los docentes las oportunidades necesarias para adquirir y perfeccionar sus competencias digitales. Por otro lado, el dominio de estas competencias potencia la eficacia de los procesos formativos, ya que facilita el acceso a recursos educativos innovadores y promueve la interacción en entornos virtuales de aprendizaje.

Esta sinergia, a consideración de Arteaga y Osorio (2024), no solo beneficia a los docentes, en terminos de que potencia su capacidad pedagógica para el diseño de las clases, la comunicación y colaboración, la implementación de recursos tecnológicos para mejorar el rendimiento educativo, lograr conectar el conocimiento con el sujeto a través de la tecnología, sino también a los estudiantes, quienes se ven impactados positivamente por metodologías más dinámicas que facilitan  la comprensión de los temas de estudio y mejorando el desempeño académico de los estudiantes. Al integrar las TIC en sus prácticas pedagógicas, los docentes pueden atender mejor las diversas necesidades de sus estudiantes, promoviendo una educación más equitativa y personalizada.

Teniendo en cuenta lo mencionado, es fundamental destacar que la relación entre estas dos áreas principales se expresa de diversos modos, los cuales impactan directamente en la excelencia formativa.

·       Innovación pedagógica: Los docentes con competencias digitales sólidas pueden implementar metodologías como el aprendizaje basado en proyectos, la gamificación o el aula invertida, enriqueciendo así la experiencia educativa.

·       Adaptación al cambio: La formación continua permite a los docentes responder eficazmente a las demandas tecnológicas emergentes, como el uso de inteligencia artificial o realidad aumentada en el aula.

·       Inclusión educativa: Las herramientas digitales pueden ser utilizadas para atender a estudiantes con necesidades específicas, promoviendo una educación más equitativa.

·       Mejora profesional: El dominio de las competencias digitales amplía las posibilidades de desarrollo profesional, ya que los docentes pueden acceder a redes de aprendizaje globales y colaborar con colegas de diferentes contextos.

 

Buenas prácticas para el desarrollo profesional docente

Para aprovechar al máximo la sinergia entre formación continua y competencias digitales, es fundamental implementar estrategias que promuevan el desarrollo profesional docente en el ámbito de las competencias digitales. En este sentido, y siguiendo a Ponce et al. (2022); Gárate y Cordero (2019); Vezub (2015), algunas buenas prácticas que pueden servir como guía refieren a:

·       Diagnóstico inicial de competencias digitales: Determinar el nivel de competencia digital de los docentes permite personalizar la formación según sus necesidades específicas.

·       Concretar condiciones institucionales y tecnológicas que permitan desarrollar iniciativas de empoderamiento y desarrollo profesional docente.

·       Diseño de programas formativos flexibles y accesibles: Es esencial diseñar opciones accesibles, con horarios adaptables y modalidades diversas (presencial, virtual o híbrida) para adecuarse a la realidad de los docentes.

·       Enfoque práctico interactivo y basado en problemas reales: Es menester priorizar situaciones reales del aula, además de herramientas y recursos útiles, como plataformas educativas o creación de contenido interactivo, para una aplicación inmediata del aprendizaje.

·       Creación de comunidades de aprendizaje: Promover la colaboración entre profesionales docentes, compartiendo, reflexionando y reinterpretando experiencias y recursos en espacios presenciales o digitales.

·       Acompañamiento continuo: De guías y tutores que ayuden a implementar nuevas metodologías más allá de las sesiones formativas.

·       Evaluación y retroalimentación constante: Se hace necesario valorar constantemente el impacto de la formación y proveer sugerencias de mejora enfocadas en el desarrollo profesional del docente.

·       Incorporación de tendencias emergentes: Los programas formativos deben abordar temas como inteligencia artificial, aprendizaje basado en datos, realidad virtual y aumentada, garantizando que los docentes estén listos para los retos futuros.

La sinergia entre la formación continua docente y el desarrollo de competencias digitales es un factor clave para transformar la educación en un mundo cada vez más tecnológico. Por consiguiente, adoptar buenas prácticas como las descritas puede marcar una diferencia significativa en el fortalecimiento del sistema educativo. En última instancia, un docente bien preparado es un agente de cambio capaz de inspirar a sus estudiantes y contribuir al progreso social a través de una educación innovadora y pertinente.

 

CONCLUSIONES

La integración de la formación continua docente y el desarrollo de competencias digitales constituye un eje clave para la transformación de la práctica pedagógica y el éxito formativo en entornos digitales. En un contexto educativo en constante evolución, los docentes enfrentan el desafío de integrar herramientas tecnológicas de manera efectiva para enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje.

La formación continua permite a los docentes actualizar sus conocimientos y habilidades, adaptándose a las demandas de un mundo digitalizado. Al fortalecer sus competencias digitales, estos no solo adquieren destrezas técnicas, sino también estrategias pedagógicas innovadoras que promueven aprendizajes significativos en sus estudiantes.

Esta integración impacta directamente en la práctica pedagógica, fomentando metodologías interactivas, colaborativas y personalizadas. Además, potencia la capacidad de los estudiantes para desenvolverse en entornos digitales, desarrollando habilidades críticas como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la autonomía en el aprendizaje.

En concreto, la combinación estratégica entre formación continua docente y competencias digitales, representa una oportunidad invaluable para transformar la educación en la era digital. Al fortalecer estas áreas, no solo se optimiza la práctica pedagógica del docente, sino que también se promueve la construcción de entornos de aprendizaje dinámicos y adaptados a las necesidades actuales. La educación del futuro dependerá, en gran medida, del compromiso con esta sinergia y su implementación efectiva en todos los niveles educativos.

 

FINANCIAMIENTO

No monetario.

 

AGRADECIMIENTO

A todos los agentes sociales involucrados en el desarrollo de la investigación.

 

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