DOI 10.35381/noesisin.v7i14.331

 

Enfoque andragógico en la docencia universitaria para el desarrollo educativo de calidad

 

Andragogical approach to university teaching for quality educational development

 

 

 

Nohelys María Rojas-Gutiérrez

nohelysdoctorado2023@gmail.com

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Dabajuro, Dabajuro

Venezuela

https://orcid.org/0000-0002-2474-9089

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Recibido: 15 de marzo 2025

Revisado: 12 de abril 2025

Aprobado: 15 de junio 2025

Publicado: 01 de julio 2025

 


 

RESUMEN

El presente artículo se centró en explorar la aplicación del enfoque andragógico como una vía para promover un desarrollo educativo de calidad en el contexto de la docencia universitaria, buscando resaltar la importancia de indagar y reflexionar no solo sobre los conceptos teóricos de la andragogía, sino también sobre los enfoques y estrategias docentes necesarios para su implementación práctica en el contexto actual de las universidades venezolanas. Para ello, se llevó a cabo un estudio de carácter documental y bibliográfico. Los hallazgos obtenidos sugieren que la educación universitaria en Venezuela debe reinventarse para ir más allá de la enseñanza técnica, promoviendo capacidades críticas, creativas, éticas y colaborativas. El enfoque andragógico emerge como un motor fundamental para promover una formación integral, inclusiva y dinámica, con impactos positivos en la calidad académica y el desarrollo sociocultural y económico del país.

 

Descriptores: Andragogía, enfoque andragógico, docencia andragógica, calidad educativa (Tesauro UNESCO).

 

 

 

ABSTRACT

This article focused on exploring the application of the andragogical approach as a way to promote quality educational development in the context of university teaching, seeking to highlight the importance of investigating and reflecting not only on the theoretical concepts of andragogy, but also on the teaching approaches and strategies necessary for its practical implementation in the current context of Venezuelan universities. For this purpose, a documentary and bibliographic study was carried out. The findings suggest that university education in Venezuela must reinvent itself to go beyond technical teaching, promoting critical, creative, ethical, and collaborative skills. The andragogic approach emerges as a fundamental engine to promote an integral, inclusive, and dynamic education, with positive impacts on academic quality and the socio-cultural and economic development of the country.

 

Descriptors: Andragogy, andragogical approach, andragogical teaching, quality education (UNESCO Thesaurus).

 


INTRODUCCIÓN

La educación de adultos fue reconocida, en 2016, por la UNESCO como un componente esencial para fomentar el desarrollo sostenible hacia 2030 (Fombona et al., 2019, citado en Guzmán y Gallardo, 2022). Esto le ha otorgado una relevancia cada vez mayor dentro del ámbito académico, especialmente en el contexto universitario, como respuesta a los constantes cambios en los entornos sociales, económicos y tecnológicos. Además, esta forma de educación busca proporcionar oportunidades para que las personas retomen o continúen su aprendizaje en etapas avanzadas de sus vidas. En este contexto, la andragogía, “como la ciencia de educar a los adultos” (Gil, 2007; p.229), se presenta como un enfoque clave para abordar los desafíos educativos en este grupo etario. Sin embargo, su implementación en el ámbito universitario plantea una serie de cuestiones que merecen ser exploradas con mayor profundidad.

Sin embargo, tradicionalmente los modelos educativos han sido diseñados en función de la pedagogía, enfocada principalmente en niños y adolescentes. Esta orientación no siempre resulta adecuada para los adultos, quienes poseen características, necesidades y expectativas de aprendizaje diferentes. En el entorno universitario, donde un número creciente de estudiantes son adultos que buscan completar o actualizar su formación académica, estas diferencias exigen un replanteamiento de los métodos de enseñanza.

Es por ello por lo que, la andragogía propone estrategias adaptadas a las necesidades de los adultos; no obstante, su aplicación en las universidades enfrenta limitaciones significativas. Esto podría atribuirse: por un lado, a la falta de formación y capacitación específica del docente en competencias andragógicas por parte de las instituciones de educación universitaria (Córdova, Oliva, Mulatillo, Jurado y Vílchez, 2025); por otro lado, a la reticencia institucional a transformar estructuras educativas tradicionales, basadas en modelos con fuertes cargas ideológicas y centrados en una práctica docente dirigida unidireccionalmente por el sistema institucionalizado, lo que no siempre responde a las particularidades del aprendizaje adulto (Azofeifa, 2017).

Este problema se agrava cuando se considera que muchos estudiantes adultos suelen tener experiencias previas y expectativas específicas sobre cómo y qué desean aprender, además de enfrentan barreras adicionales, como responsabilidades laborales y familiares. Ignorar estas realidades puede generar desmotivación, deserción o un aprovechamiento limitado del proceso educativo.

En el contexto señalado, es evidente que la educación universitaria en Venezuela enfrenta desafíos significativos dentro de un entorno socioeconómico y político complejo. A pesar de que la andragogía ha logrado mayor aceptación a escala global, su implementación en las universidades venezolanas sigue siendo limitada. Esto se debe, en buena medida, a que la práctica docente, en la mayoría de las principales universidades autónomas del país, continúa basándose en enfoques pedagógicos ortodoxos cimentados en un paradigma positivista, que organiza el proceso enseñanza-aprendizaje bajo una estructura jerárquica, un currículo estandarizado y la trasmisión de conocimientos; además, se caracteriza por relaciones dependientes y unidireccionales, en las que predominan la autoridad y el control del docente sobre el estudiante (Ramírez, 2016; Gil, 2007). Esta dinámica frecuentemente obstruye la posibilidad de atender las expectativas y necesidades específicas de los estudiantes adultos.

Además, esta realidad evidencia una comprensión limitada de los principios básicos de la andragogía, restringiendo las posibilidades de formación docente alineada con este enfoque. Esto contribuye a la perpetuación de métodos tradicionales con baja eficacia para fomentar una auténtica autonomía, un aprendizaje activo y profundamente significativo en adultos. En este marco, un estudio desarrollado por Caraballo (2007) en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), institución reconocida por ser pionera en la implementación de la andragogía en Venezuela, revela una tendencia donde los facilitadores no integran los postulados andragógicos en sus prácticas docentes, adoptan enfoques autocráticos y muestran discrepancias entre la teoría y la implementación de la andragogía en la realidad educativa.

También, el contexto de Venezuela enfrenta desafíos específicos, entre ellos la escasez de recursos, la inestabilidad política y económica, y la emigración de talento humano, los cuales obstaculizan la implementación efectiva de estrategias innovadoras en la educación universitaria. En este sentido, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2025), para finales de 2024, más de 7,89 millones de venezolanos salieron del país en calidad de migrantes, incluidos educadores y expertos en el ámbito educativo. Esta situación provoca una notable falta de personal calificado para dirigir programas andragógicos.

Este problema es especialmente crítico en un mundo donde el aprendizaje a lo largo de la vida se ha convertido en una necesidad para adaptarse a los cambios constantes en el mercado laboral y en la sociedad. Por lo tanto, es fundamental indagar y promover sobre el enfoque andragógico sus principios y estrategias fundamentales aplicables para una educación de calidad en el mundo universitario.

En este marco, surge la necesidad de plantear cómo las universidades venezolanas pueden integrar efectivamente en sus programas educativos para adultos una docencia fundada en criterios andragógicos. Esto invita a reflexionar sobre interrogantes clave, tales como: ¿Qué entendemos por andragogía? ¿Cuáles son sus pilares fundamentales? ¿Qué estrategias andragógicas podrían aplicarse en el ámbito de la docencia universitaria para garantizar la calidad educativa? Estas preguntas motivan la realización del presente artículo, cuyo propósito es explorar la aplicación del enfoque andragógico como una vía para promover un desarrollo educativo de calidad desde el contexto de la docencia universitaria. Con ello se busca resaltar la importancia de indagar y reflexionar no solo sobre los conceptos teóricos de la andragogía, sino también sobre los enfoques y estrategias docentes necesarios para su implementación práctica dentro del contexto actual de las universidades venezolanas.

 

 

MÉTODO

Con el objetivo de elaborar el artículo y abordar la exploración sobre la aplicación del enfoque andragógico en la educación universitaria como una herramienta para fomentar el desarrollo educativo de calidad, se realizó un estudio de tipo documental bibliográfico, asumiendo la premisa establecida por Palella y Martins (2015), quienes destacan que el conocimiento se genera a través del manejo sistemático de información previamente desarrollada por otros investigadores.

Asimismo, fue llevado a cabo mediante un marco sistemático para la revisión de material escrito relacionado con la temática, siguiendo las etapas definidas por Reyes y Carmona (2020): recolección, recopilación y selección de información a partir de la lectura de documentos, observación y análisis de los datos presentes en los textos, y su correspondiente vinculación con el objeto de estudio en el contexto de generar una sintesis interpretativa. 

La investigación se llevó a cabo mediante una exhaustiva búsqueda bibliográfica que abarcó la consulta de catálogos de bibliotecas, bases de datos académicas, publicaciones especializadas y otros recursos documentales relevantes. Para el procesamiento de los datos recopilados, se aplicaron metodologías como el análisis de contenido teórico combinado con análisis semántico y el diseño de mapas mentales. Estas técnicas sirvieron para examinar y codificar los documentos revisados, además de identificar patrones, temáticas clave y tendencias destacadas. Cabe resaltar que se otorgó prioridad a fuentes confiables como informes y artículos en revistas reconocidas y de elevado impacto, además de materiales provenientes directamente de estudios de carácter académico.

 

 

 

 

RESULTADOS

El Enfoque Andragógico

Etimológicamente, el término 'andragógico' deriva de dos raíces griegas: 'Andra' (ἄνδρα), que significa 'hombre' o 'adulto', y 'Agogía' (ἀγωγία), que se interpreta como 'guía' o 'dirección'. Por esta razón, el concepto de 'andragógico' se vincula a la enseñanza y el aprendizaje de adultos.

Referenciando la historia, fue Alexander Kapp, maestro de primaria alemán, quien en el año 1833 utilizó por primera vez el término andragogía, delimitándolo frente a la Pedagogía para describir la práctica educativa que Platón aplicaba tanto a jóvenes como a adultos. Aunque el término fue rechazado por defensores de la pedagogía, para Kapp, esta disciplina no era adecuada para la formación en adultos, ya que enfocaba el proceso educativo exclusivamente en la infancia y privilegiaba la transferencia de conocimientos sobre su construcción, limitando así su aplicación a las diferentes etapas de la vida humana, (Azofeifa, 2017; Alonso, 2012).

Posteriormente, en 1924, el sociólogo alemán Eugen Rosenstock-Huessy afirmó que la pedagogía no era adecuada para la educación de adultos, ya que esta demanda enfoques filosóficos, metodológicos y dinámicas profesor-alumno distintas a las desarrolladas para niños. Aunque la teoría de la andragogía avanzó significativamente, su aceptación global llegó tras la Segunda Guerra Mundial, motivada por estudios sobre el aprendizaje en adultos y la necesidad de formar tanto a personas analfabetas como a aquellas con discapacidades (Azofeifa, 2017). En los años setenta, el educador estadounidense Malcolm Knowles incorporó y difundió el concepto de andragogía en Estados Unidos, consolidando su teoría a través de estudios que destacaban la horizontalidad y la participación como pilares fundamentales de esta disciplina (Morales y Leguizamón, 2018).

La andragogía como enfoque educativo entiende que los adultos tienen características particulares, así como experiencias previas y necesidades específicas, las cuales inciden notablemente en cómo aprendan. Por ello, adopta métodos y estrategias adaptados para asegurar la efectividad del proceso de aprendizaje. En este contexto, considerando la horizontalidad y la participación, el propio Knowles, como se cita en Guzmán y Gallardo (2022), estructuró varios aspectos como principios fundamentales: en primera instancia el adulto es un ser autodirigido; lo que quiere decir que se ven a sí mismos como seres autónomos, con autoconfianza y motivados por intereses personales o profesionales. Por lo tanto, el rol del facilitador no es únicamente transmitir conocimientos, sino también actuar como guía y apoyo en el proceso de descubrimiento y construcción del aprendizaje. Por consiguiente, la relación entre el facilitador y estudiante es más horizontal que jerárquica.

Otro aspecto clave del enfoque andragógico propuesto es el reconocimiento de las experiencias previas del adulto como un recurso valioso. Estas experiencias no solo enriquecen el proceso de aprendizaje, tanto de ellos mismos como de los demás, sino que también permiten establecer conexiones con los nuevos conocimientos. Además, los adultos están orientados hacia la resolución de problemas y la aplicación práctica del conocimiento; por tanto, el aprendizaje basado en problemas y casos prácticos es una estrategia comúnmente utilizada en este contexto, ya que permite a los estudiantes emplear sus conocimientos previos a situaciones reales o simuladas.

La motivación intrínseca también ocupa un lugar fundamental en la formación de personas adultas. A diferencia de los niños, cuya motivación para aprender suele depender de estímulos externos como premios o calificaciones, los adultos tienden a buscar el aprendizaje guiados por objetivos y metas personales, como el perfeccionamiento de sus habilidades, el desarrollo profesional o la exploración de intereses intelectuales. Asimismo, generalmente poseen mayor predisposición para adquirir conocimientos que les sean útiles dentro de los roles y funciones que desempeñan en la sociedad. Por este motivo, resulta clave diseñar actividades educativas que tengan una relevancia directa y práctica para sus entornos laborales, sociales y/o personales.

El enfoque andragógico también enfatiza la importancia de un ambiente de aprendizaje flexible y colaborativo. Los adultos valoran la oportunidad de participar activamente en su proceso educativo, compartir sus ideas y aprender de sus compañeros. Esto fomenta no solo el desarrollo individual, sino también el intercambio de conocimientos y experiencias dentro del grupo.

En concreto, el enfoque andragógico es relevante en el ámbito universitario ya que permite diseñar programas educativos flexibles y personalizados, adaptando los métodos de enseñanza y aprendizaje a las necesidades específicas de los estudiantes adultos y sus diferentes estilos y ritmos de aprendizaje, quienes a menudo tienen responsabilidades laborales y familiares.

 

Fundamentos del enfoque andragógico

La andragogía, como disciplina centrada en el aprendizaje de los adultos, se fundamenta en diversas perspectivas ontológicas, axiológicas, epistemológicas, metodológicas y psicológicas que orientan su desarrollo teórico y práctico. Estos pilares permiten comprender y abordar las particularidades del proceso educativo en esta etapa de la vida.

En cuanto a los principios ontológicos que fundamentan la teoría y la practica andragógica, estos están intrínsecamente ligados a la comprensión de la naturaleza del ser humano adulto, su capacidad de aprendizaje y las condiciones que favorecen su educación y desarrollo integral. Considerando a Ortega y Fernández (2014), la ontología de la andragogía entiende que la educación es una experiencia humana y cultural, cuya definición y objetivo siempre están determinados por un contexto, tiempo y lugar específico. Estos factores están vinculados profundamente a la esencia del ser humano y al conjunto de la cultura.

En este contexto, y extrapolando lo planteado por Azofeifa (2017), la andragogía reconoce ontológicamente al adulto como un ser social con la capacidad de interiorizar una cultura específica. En este sentido, el ser humano se considera un ente inacabado que debe construir su personalidad y adaptarse a las transformaciones sociales a lo largo de toda su existencia, habilidad conocida como educabilidad. De igual forma, el adulto es un individuo autónomo y autoconsciente, con la capacidad no solo de tomar decisiones, sino también de identificar de forma proactiva sus propias necesidades de aprendizaje. En contraste con la educación infantil, donde el educador juega un rol más directivo, la enseñanza en adultos pone énfasis en el facilitador, quien se encarga de orientar promoviendo el respeto y fomentando esta autonomía.

Otro aspecto esencial en los fundamentos ontológicos de la andragogía es el reconocimiento del adulto como un ser experiencial. Según Torres, Fermín, Arroyo y Piñero (2000), las experiencias que el adulto acumula a lo largo de su vida, reflejadas en las vivencias que moldean su estructura psíquica, no solo contribuyen a enriquecer el aprendizaje, sino que también se transforman en un recurso clave para el intercambio y la construcción colaborativa del conocimiento. Este planteamiento favorece un aprendizaje significativo, en el que las experiencias previas son integradas y reinterpretadas a la luz de nuevos conocimientos.

Asimismo, desde esta perspectiva ontológica, el adulto como un ser humano imperfecto (Azofeifa, 2017), está en constante transformación. La andragogía parte del principio de que el aprendizaje es un proceso continuo a lo largo de la vida, impulsado por la necesidad del individuo de adaptarse a un entorno cambiante y de buscar su realización personal. Este enfoque dinámico subraya la importancia de fomentar habilidades críticas, reflexivas y creativas que permitan al adulto enfrentar los desafíos contemporáneos.

Igualmente, los fundamentos ontológicos de la andragogía destacan la importancia del contexto social y cultural en el aprendizaje. El ser humano adulto no aprende en aislamiento; su desarrollo está profundamente influenciado por las interacciones sociales y las condiciones culturales en las que se encuentra inmerso. Este reconocimiento lleva a considerar al aprendizaje como un proceso situado e interactivo, donde las necesidades individuales se entrelazan con las demandas colectivas. Pudiéndose materializar la confrontación de experiencias, el diálogo, la actividad crítica, la participación proactiva, el trabajo colaborativo, entre otros (Adam, 1987; citado por Torres, Fermín, Arroyo y Piñero, 2000).

En el ámbito axiológico, la andragogía valora la dignidad humana del adulto como pilar esencial. Este enfoque promueve el respeto por las diferencias individuales y culturales, así como la equidad en el acceso al aprendizaje. Los valores éticos que subyacen a la andragogía incluyen la autonomía, el autoconcepto, la autoestima, la autoaceptación, la libertad de decisión, la responsabilidad, el compromiso social, la participación en el trabajo productivo, la adultez y su fortalecimiento integral, la experiencia (Torres, Fermín, Arroyo y Piñero, 2000). Así, el proceso educativo se orienta no solo hacia la adquisición de conocimientos, sino también hacia la formación de ciudadanos autocríticos, reflexivos y éticos.

Teniendo en cuenta los aspectos ontológicos y axiológicos mencionados, se reconoce al estudiante adulto como un individuo autónomo, participativo y con la capacidad de construir su propio conocimiento en función de su contexto. Por consiguiente, epistemológicamente el aprendizaje no se entiende como un proceso de transmisión lineal, sino como una construcción dinámica en la cual el adulto incluye sus experiencias previas, saberes y valores.

Cabe destacar que, entre sus bases epistemológicas se encuentra el constructivismo, que sostiene que el aprendizaje es un proceso activo donde el adulto construye conocimiento a partir de sus experiencias previas. Asimismo, el humanismo que subraya la importancia del desarrollo integral del individuo, priorizando la búsqueda de su autorrealización y crecimiento personal, motivados por necesidades internas y el logro de metas específicas, entrelazándose este planteamiento también como base psicológica de la andragogía. Otro principio clave es el aprendizaje significativo, planteado por David Ausubel, el cual resalta la conexión entre los nuevos conocimientos y los esquemas mentales previos del aprendiz. La teoría de la experiencia de John Dewey también influye en la andragogía al considerar que el aprendizaje surge de la interacción entre la experiencia personal y el entorno.

Lo planteado es esencial para concebir un modelo educativo basado en la andragogía pertinente, especialmente si se toma en cuenta lo que plantea Alonso (2012): el ser humano es educable gracias a su capacidad de pensamiento abstracto. Este atributo le confiere la habilidad para utilizar competencias cognitivas como la conciencia de sí mismo y del otro, el manejo de los conceptos de espacio y tiempo, y la versatilidad para modificar su modo de pensar para realizar acciones más complejas. Asimismo, de competencias metacognitivas, entre ellas la capacidad de tomar decisiones respaldadas por fundamentos sólidos, lo que lo aleja del comportamiento basado únicamente en el instinto. El hecho de desvincularse de reacciones instintivas lo habilita para aprender mediante la asimilación de estímulos del entorno y enriquecer su experiencia personal, transformándolo simultáneamente tanto como individuo como se social e integrante de una comunidad.

Desde el punto de vista metodológico, la andragogía, como teoría orientada al aprendizaje de adultos, se sustenta en diversos principios metodológicos. En este sentido, De Sousa, Ligarretto, Ramos y Tibaduiza (2023) destacan que la andragogía representa el arte de escuchar, conectar y dialogar entre quienes enseñan y aprenden. Asimismo, aboga por diseñar entornos de aprendizaje colaborativos que se centren en experiencias prácticas y situaciones problemáticas provenientes de la vida cotidiana. Además, contempla elementos como la autogestión del proceso formativo, la adaptación flexible del aprendizaje, las experiencias previas de los adultos y la relevancia y vinculación del conocimiento en sus contextos personales. Todos estos aspectos resultan esenciales para fomentar la interacción y la capacidad de reflexión crítica en los adultos en formación.

 

Los fundamentos ontológicos, epistemológicos, axiológicos y metodológicos de la andragogía descritos configuran un marco integral que permite atender las particularidades del aprendizaje del adulto como sujeto activo. Este enfoque holístico no solo promueve el desarrollo cognitivo, sino también el crecimiento personal y social del individuo, contribuyendo así a su plena realización en un contexto sociocultural dinámico y cambiante.

 

Estrategias andragógicas para la calidad educativa aplicables desde el contexto de la docencia universitaria en Venezuela

Como se mencionó anteriormente, la educación universitaria en Venezuela atraviesa grandes desafíos actualmente, influenciados por diversos aspectos sociales, económicos y políticos. En este escenario, resulta crucial repensar las estrategias docentes, en particular, las andragógicas, con el propósito de asegurar una acción educativa y de enseñanza aprendizaje de calidad que esté alineada con las demandas de los estudiantes adultos y con el contexto sociocultural en el que tiene lugar el proceso educativo.

En el ámbito universitario venezolano, caracterizado por la presencia de estudiantes que son principalmente adultos jóvenes o profesionales en formación, las estrategias andragógicas adquieren una importancia particular. Por consiguiente, la docencia universitaria no solo debe enfocarse en la transferencia de conocimientos teóricos, sino también en el desarrollo de competencias prácticas y críticas que permitan a los estudiantes enfrentar los desafíos del entorno actual. En este sentido, y considerando todo lo expuesto, se deducen y proponen una serie de estrategias andragógicas aplicables a la educación universitaria en Venezuela, con el propósito de promover un aprendizaje más significativo y pertinente.

 

§  El aprendizaje basado en la experiencia previa: Los estudiantes adultos aportan conocimientos y experiencias acumuladas que deben ser reconocidas y aprovechadas. En la docencia universitaria venezolana, esto puede traducirse en actividades que promuevan el intercambio de experiencias entre estudiantes y docentes, como debates, estudios de caso y proyectos colaborativos e interdisciplinarios.

§  La orientación hacia el aprendizaje autónomo: La educación universitaria debe fomentar la capacidad del estudiante para aprender por sí mismo. Esto implica promover habilidades como la investigación independiente, el pensamiento crítico entre otros.

§  El aprendizaje centrado en problemas: Una estrategia eficaz es el aprendizaje basado en problemas (ABP), donde los estudiantes trabajan en equipo para resolver situaciones reales o simuladas. Esta metodología no solo desarrolla competencias técnicas, sino también habilidades blandas como la comunicación y el trabajo en equipo.

§  Diseño curricular flexible, relevante y contextualizado: El currículo y sus contenidos deben adaptarse a las necesidades del entorno local y global. En la educación universitaria venezolana, esto implica que los programas académicos deben diseñarse para abordar problemas reales del entorno venezolano, como la crisis económica, los desafíos sociales, políticos y las oportunidades de emprendimiento. Por consiguiente, deben incluir contenidos relacionados con sostenibilidad, economía social, resolución de conflictos, entre otros. Además, debe permitir flexibilidad para que los estudiantes puedan avanzar a su propio ritmo, considerando las limitaciones externas que puedan enfrentar.

§  Uso de tecnologías educativas: Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) son herramientas indispensables para la educación universitaria actual. El uso de plataformas puede facilitar el aprendizaje autónomo y permitir el acceso a materiales educativos actualizados. No obstante, en Venezuela, donde las limitaciones tecnológicas son un desafío recurrente, es importante explorar soluciones adaptadas al contexto local, como el uso de materiales offline o recursos accesibles desde dispositivos móviles.

§  Evaluación formativa y participativa: La evaluación debe ir más allá de los exámenes tradicionales y centrarse en procesos continuos que permitan al estudiante reflexionar sobre su propio aprendizaje. Métodos como portafolios, autoevaluaciones y coevaluaciones pueden ser efectivos para valorar no solo los conocimientos adquiridos, sino también el desarrollo de competencias prácticas.

§  Fomento del aprendizaje colaborativo: El trabajo en equipo es una habilidad esencial en cualquier ámbito profesional. En este sentido, las actividades grupales deben ser diseñadas para resolver problemas específicos del contexto venezolano, promoviendo la creatividad y el pensamiento crítico.

§  Enfoque interdisciplinario: Los problemas actuales rara vez se limitan a una sola disciplina. Por ello, es importante fomentar un enfoque interdisciplinario, sobre todo en la enseñanza universitaria venezolana. Esto puede lograrse mediante proyectos interdisciplinarios que convoquen a la acción conjunta de facultades, programas y/o asignaturas para abordar problemas y soluciones desde diversas perspectivas.

 

En Venezuela, la implementación del enfoque andragógico enfrenta retos como la limitada disponibilidad de recursos económicos, insuficiente infraestructura tecnológica, falta de capacitación docente en metodologías innovadoras y un contexto sociopolítico inestable que puede afectar el desempeño las instituciones educativas. Sin embargo, integrar y afianzar estrategias andragógicas en el ámbito universitario representa una oportunidad clave para mejorar la calidad de la educación en Venezuela. Este enfoque promueve un aprendizaje autónomo y significativo, preparando a los estudiantes para superar los desafíos laborales y sociales actuales.

 

CONCLUSIONES

En el contexto venezolano, caracterizado por crecientes desafíos en el ámbito social, económico, tecnológico y político, la educación universitaria debe reinventarse como un escenario que no solo facilite el aprendizaje de saberes técnicos, sino que también potencie el desarrollo de habilidades críticas, creativas, colaborativas y éticas. En este sentido, el enfoque andragógico se posiciona como un pilar esencial para convertir la educación en un proceso inclusivo, dinámico y centrado en el desarrollo integral de las personas, asegurando así una formación de alto nivel.

Esta metodología, que pone énfasis en la experiencia previa del estudiante adulto, su autonomía y un aprendizaje ligado al contexto real, proporciona herramientas para formar profesionales capacitados para enfrentar y resolver los desafíos que atraviesa el país. Asimismo, este enfoque invita a los docentes a desempeñar roles más versátiles, valorándolos más como guías y facilitadores que exclusivamente como transmisores tradicionales del conocimiento. Para ello, es necesario diseñar programas educativos que promuevan el diálogo, la reflexión crítica y la aplicación práctica de los contenidos aprendidos. Además, requiere un entendimiento profundo del entorno de los estudiantes y una actitud auténtica de aprendizaje compartido con ellos. Este enfoque no solo mejora significativamente la calidad de la educación universitaria en Venezuela, sino que también desempeña un papel clave en el avance social y económico de la nación.

 

FINANCIAMIENTO

No monetario.

 

AGRADECIMIENTO

A todos los agentes sociales involucrados en el desarrollo de la investigación.

 

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